Revista Decir del Agua
LÁZARO NOS HABLA DE BETANIA
Reinaldo García Ramos pregunta a Felipe Lázaro
1. ¿Cuáles fueron las principales razones que te llevaron a fundar una editorial en España en 1987?
La razón principal fue crear una casa editora en la cual los escritores cubanos exiliados pudiésemos publicar, dejar constancia de esa escritura desterrada y, por lo tanto, servir a la cultura cubana. Me interesa resaltar que el libro fundacional de Betania fue Conversación con Gastón Baquero (1987). Y que tuvimos la inmensa suerte de arroparnos, es decir, publicar a jóvenes poetas cubanos del exilio que luego han confirmado su trayectoria poética. Pienso en Carlota Caulfield, Lourdes Gil, Rafael Bordao, Iraida Iturralde, Gustavo Pérez Firmat, Maya Islas, Magali Alabau, Alina Galliano, etc.
No obstante, también existió un antecedente. Desde muy joven estuve inmerso en proyectos culturales y en los años 80 me incorporé, como Coordinador Internacional, a la revista literaria madrileña La Burbuja y a la Editorial Catoblepas, que la editaba, y donde publicamos a varios autores cubanos desterrados. Cerrada esas ediciones, me siguieron llegando manuscritos inéditos, por lo que tomé la decisión de fundar un nuevo sello editorial. Y de esa posibilidad real, digamos casi continuista, surgió Betania en enero de 1987
2. ¿Qué ambiente cultural imperaba en esos años, tanto en Madrid como en el resto del país?
En ese entonces, España festejaba su primera década democrática y existía un gran ambiente cultural, muy plural y libertario, pero donde los escritores cubanos exiliados encontrábamos muchas trabas o incomprensiones para publicar, porque todavía se seguía justificando y apoyando al régimen castrista en los ambientes intelectuales, tanto españoles como hispanoamericanos.
Respecto al mundillo cultural cubano de Madrid, existían algunas editoriales, como Playor, de Carlos Alberto Montaner y Pío E. Serrano; Pliegos, de César Leante; Orígenes, de Eugenio Suárez-Galbán, y las Ediciones El Puente y La Gota de Agua, de José Mario. Este último incluso editaba, muy artesanalmente, una revista: el Resumen Literario El Puente, del cual logró publicar 50 números, a pesar de su situación económica personal, que siempre era precaria. Personalmente, aunque me considero amigo de todos los mencionados (que de una u otra forma influyeron en mis primeros pasos de editor) mantuve una gran amistad y una afinidad de criterios estéticos con José Mario, con quien además vivimos (y bebimos) una bohemia madrileña inolvidable. Y, por supuesto, mi relación personal y afectiva con maestros como Gastón Baquero y José Olivio Jiménez es imborrable, incluso ambos colaboraron asiduamente en proyectos de Betania.
3. ¿Cuáles fueron los primeros pasos que tuviste que dar para fundar la editorial? ¿Con qué dificultades tropezaste en esa etapa?
Los primeros pasos para fundar Betania fueron los usuales trámites de legalización: inscribirla en el Ministerio de Cultura español, etc. En ese sentido no tuve ningún problema; y como ya tenía en mis manos varios manuscritos pendientes de publicación, como ya te dije, pude comenzar enseguida.
4. ¿Recibiste o has recibido alguna vez apoyo económico de instituciones culturales, ya sean privadas o gubernamentales, para sufragar los gastos de Betania? ¿Los autores participan siempre en la financiación de las ediciones?
Sí, hemos recibido apoyo económico de diversas fuentes. Por ejemplo, con la Fundación Hispano Cubana de Madrid publicamos varias coediciones, libros de Raúl Rivero, Orlando Fondevila, Emilio Surí Quesada y de Leonel Morejón Almagro. También está el caso de muchos escritores-profesores (cubanos e hispanoamericanos) que enseñan en universidades norteamericanas y éstas han colaborado con la mitad o la totalidad de los gastos de edición de sus respectivos libros. Por otro lado, existen casos de mecenas que financian la edición a algunos autores, aunque no es lo más frecuente.
Por todo ello, se desprende que no siempre los autores “betanianos” financian sus libros (que es en sí una realidad) y, precisamente, gracias a esa posibilidad de autofinanciarse sus libros muchos escritores han podido ver sus obras publicadas. Por último, Betania también ha financiado completamente muchos libros, como los Versos sencillos, de José Martí (2003), en homenaje al 150º aniversario del natalicio del autor; La novia de Lázaro, de Dulce María Loynaz, que apareció en 1991, antes de que le concedieran en 1992 el Premio Cervantes; varios libros de entrevistas con Gastón Baquero o sobre él; Oasis , de José Ángel Buesa (2003); La ciudad muerta de Korad , de Oscar Hurtado (2001); Fatiga ser dos sombras, de Ángel Escobar (2001), y las antologías Poesía cubana: la isla entera (1995) y Al pie de la memoria, antología de poetas cubanos muertos en el exilio, 1959-2002 , publicada en 2003, y una joyita bibliográfica, El cocinero; manual de cocina cubana, 1872, que salió en 2002.
5. ¿Qué género has publicado más, y cuál prefieres publicar? ¿Cómo seleccionas las obras que publicas?
El género literario que más ha publicado Betania es, sin lugar a dudas, la poesía. Casi el 80% de nuestro fondo editorial, de más de 400 títulos, son poemarios o antologías poéticas. La poesía es también el género que personalmente prefiero publicar. Quizá porque soy poeta y porque BETANIA se especializó, desde un principio, como una editora de poesía. Así que, personalmente, este hecho me ha satisfecho muchísimo, aunque sabemos que es un género muy difícil de promover, de difundir, no digamos de vender. Pero, como verás, lo seguimos intentando, aunque últimamente estamos publicando muchísima narrativa (novelas y libros de cuentos) y ensayos, tanto de temática literaria como histórico-políticos.
Respecto de la selección de las obras, siempre es a través de nuestra lectura personal y luego nos decantamos por publicarla o no, aunque ―por suerte― nos llegan muchos autores con obra publicada con anterioridad, lo que nos posibilita confiar en la continuidad de su quehacer literario.
6. ¿Con qué tipo de autores prefieres tratar? ¿Cuáles son los que más dificultades o trastornos te han causado?
Debo confesarte que he tenido buenas relaciones con todos y con sumo respeto, por ambas partes. En realidad, en estos veinte años de labor editorial, he tratado a cientos de autores y he comprendido que cada uno es un mundo en sí. Quizá porque yo también escribo, puedo llegar a comprenderlos mejor, pero mi trato ha ido siempre excelente con todos, los haya publicado o no.
7. El aspecto gráfico de los libros de Betania no ha variado casi en estos 20 años, ¿puedes explicarnos por qué? ¿Tienes previsto que eso cambie en el futuro?
Todo lo contrario, comenzamos con un formato fijo de 13 X 21 cm, que luego ampliamos a 16 X 24 cm, 12 X 19 cm y hasta 10 X 13 cm., según el texto en cuestión. O sea, tenemos 4 formatos o tamaño de libros. Tambien iniciamos nuestra labor editora con una cubierta (portada) con cuatricomía (dibujo a color) y fondo blanco, que caracterizó a Betania por muchos años. Y ya hace tiempo que publicamos portadas con fondo a color y dibujos específicos para determinados libros. Por otra parte, de dos o tres colecciones iniciales pasamos a tener doce en la actualidad. Finalmente, además de los libros, hemos empezado a editar Separatas, de formato 15 X 21 cm, con un papel crema especial, con poemas, cuentos y ensayos breves.
8. ¿Cómo se distribuyen los libros publicados por Betania? ¿Se pueden adquirir por Internet?
Nuestro fondo editorial se difunde a través de nuestros distribuidores nacionales y extranjeros, y por lo tanto nuestros libros se pueden adquirir en cualquier librería española, tanto en Madrid como en provincias, y en las librerías hispanas alrededor del mundo. Nuestros catálogos, además de circular en forma impresa, aparecen también en las páginas web de esas casas distribuidoras, aunque recibimos muchos pedidos directamente en la editorial, bien por carta, teléfono o correo electrónico.
9. ¿Han evolucionado los objetivos de Betania en estos 20 años? Si fuera así, ¿podrías describirnos esa evolución?
Betania nació con un preclaro compromiso al servicio de la cultura cubana, que luego se amplió a la cultura hispánica en general. Comenzamos publicando libros de autores o de temática cubana, lo cual continuamos haciendo, pero también editamos libros de escritores españoles e hispanoamericanos.
Pero nuestro logro más preciado es el haber publicado a casi toda la nueva generación de escritores cubanos surgidos en el exilio (poetas, narradores, ensayistas, dramaturgos y otros) y también, por supuesto, el haber sido una de las primeras editoriales cubanas del exilio que publicó a autores cubanos residentes en la Isla. Ese rescate de nuestra memoria desterrada y esa pluralidad de criterios nos han permitido trascender lo meramente geográfico, e incluso lo ideológico. Este hecho histórico es una realidad, un decisivo aporte aglutinador que confirma y da sentido a la propia existencia de Betania.
10. Si quisieras resumir estos 20 años de trabajo, ¿qué nos puedes decir? ¿Te sientes satisfecho de los resultados y del camino recorrido?
Por lo anteriormente dicho, te diré que me siento plenamente satisfecho. Después de haber publicado a más de cien autores cubanos de dentro o fuera de la Isla, Betania es hoy una referencia ineludible, tanto en Cuba como en el exilio. Lo cual no sólo es mérito propio; por suerte, nos acompañan en este peregrinaje cultural otras casas editoras del exilio, como Universal, Verbum, Colibrí, Aduana Vieja, Pliegos, Edarcas, y las revistas literarias Encuentro de la Cultura Cubana, Revista Hispano-Cubana, Sinalefa, Linden Lane Magazine, o las publicaciones digitales como La Habana Elegante, Baquiana, El Ateje, La Peregrina y, claro está, Decir del Agua. Y toda esta suma ―en sí misma de una riqueza cultural sobrecogedora y no meramente testimonial― confirman la pluralidad existente en nuestra diáspora y prefiguran una realidad insular a la que todos los cubanos debemos aspirar.
11. Si volvieras a 1987, ¿comenzarías de nuevo de la misma manera, o hay cosas que harías de otro modo?
Por supuesto, tendría que planteármelo todo de nuevo. Piensa que han pasado 20 años; el mundo en general ha evolucionado y, en esta era de nuevas tecnologías que a su vez nos irán transformando aún más, hay que trabajar de otra forma. Te pongo un ejemplo: cuando comenzamos a trabajar recibíamos los manuscritos mecanografiados y por correo (cartas, paquetes) y también las pruebas de los libros en proceso de edición se enviaban por correo. Hoy todo ese proceso se hace por Internet, a través del correo electrónico, que ha facilitado muchísimo nuestra labor y la de los autores.
Pero ese es solamente el aspecto técnico. Por desgracia, la razón esencial de nuestra existencia sigue vigente, pues perdura nuestra tragedia nacional y tenemos que seguir editando nuestras obras en el destierro, sin que lleguen a sus lectores naturales: nuestros libros no pueden distribuirse libremente, con toda normalidad, en nuestra patria, aunque circulan allí desde hace años (clandestinamente, por supuesto).
12. Como además de editor eres poeta, y como Decir del Agua es una revista de poesía, ¿cuáles son tus principales intereses al expresarte en un poema? ¿Qué buscas con tus versos?
En realidad, yo soy un poeta-editor y quizá por eso sea un editor más cultural que comercial. Sin esta impronta poética, Betania no hubiese llegado a ser lo que es hoy. Es decir, tenemos una visión de compromiso con todo lo cubano, pero a su vez también con lo universal; una visión que nos define como un proyecto de carácter eminentemente cultural y pluralista, aunque tengamos que bregar cotidianamente con lo comercial, como es obvio.
Sobre mi poesía, te diré con Neruda que es «un intento desesperado de comunicación«. Pocas veces me detengo a valorar mis poemas. Pavese decía que «el mejor antólogo es el tiempo«. Ya vendrán otros y hablarán de ello, si lo estiman necesario, claro. Pero nunca me han preocupado el silencio ni el ninguneo.
Sin embargo, debo añadir que yo siempre he escrito poesía, desde muy joven, aunque he publicado relativamente poco. Quizá, sobre todo en estos 20 años, debido a mi labor editorial, que ha absorbido gran parte de mi tiempo. De todas formas, casi toda mi poesía está reunida en la antología Fecha de caducidad (1974-2004), de la cual existe una edición en italiano, Data di scadenza, traducida por el poeta italiano Gaetano Longo.
Finalmente, creo que el poeta no hace más que reescribir el mismo poema en toda su vida, y no porque sea repetitivo, sino porque hay temas que nos marcan más, que nos definen. Quizá al final de toda una trayectoria poética sólo quede un poema y hasta se salve un solo verso, y no precisamente el más querido. Si dentro de 30 ó 40 años (tampoco hay que ser muy pretenciosos, pues el olvido es una constante en la vida de todo creador), alguien, aunque fuese el más delirante lector, recordase un solo verso mío, por ejemplo: «Este hombre masticó el exilio» o «Llegaría incluso a maldecir mi época / antes que dejar una copa inconclusa«, me sentiría sumamente satisfecho y honrado. Así sea.