Queremos dejar constancia de nuestro más sentido pésame a los familiares y amigos de nuestra muy querida amiga, la reconocida poeta cubana Alina Galliano (Manzanillo, 1950) que murió el pasado jueves 7 de diciembre en la gran manzana neoyorkina.
Siendo aún muy joven, Alina salió al exilio: primero residió en España y, más tarde, se estableció en Nueva York, ciudad donde residía, desde 1968. Obtuvo una Maestría en Trabajo Social en la Universidad de Fordham. Autora de los poemarios: Entre el párpado y la mejilla (1980), Hasta el presente. Poesía casi completa (1989), La geometría de lo incandescente. En fija residencia (Premio “Letras de Oro”, 1990-1991), En el vientre del trópico (1994), La danza en el corazón esmeralda (2001), El libro (2001), Inevitable sílaba (2001), Otro fuego a liturgia (2007) y Los días que ahora tengo (2016). Poemas de su libro En el vientre del trópico fueron grabados en dos CD (I y II) con la voz de Carmina Benguría (1994).
Su obra poética ha sido seleccionada en: Poesía Cubana Contemporánea (1986), Poetas Cubanos en Nueva York (1989) con Prólogo de José Olivio Jiménez, Poetas Cubanas en Nueva York. Antología breve / Cuban Women Poets in New York: A Brief Anthology (1991) con Prólogo de Perla Rozencvaig, Antología de la poesía cubana del exilio (2011), edición de Odette Alonso, Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York (2011) con Prólogo de Odette Alonso y ensayos críticos de Elena M Martínez, Perla Rozencvaig y Mabel Cuesta y Otra Cuba secreta. Antología de poetas cubanas del siglo XIX y del XX (2011), edición, introducción, notas y bibliografía de Milena Rodríguez Gutiérrez.
La poesía de Alina Galliano fue estudiada en el libro Poesía insular de signo infinito. Una lectura de poetas cubanas de la diáspora (2008) de la poeta y profesora cubana Aimée G. Bolaños y también en artículos de Jesús J. Barquet, Carlos Espinosa Domínguez, Luis A. Jiménez, Elena M. Martínez y Octavio de la Suarée.
Como homenaje a nuestra recordada colega, reproducimos fragmentos de dos de sus poemas más significativos:
II
Por semanas enteras he tratado
de sostener
entre saliva y lengua
las posibilidades de un caimito,
pero los dientes
carecen de memoria,
viven en disidencia
con el trópico,
son incapaces de atravesar
los meridianos del sabor, su furia,
que trajinando el paladar
conversa un proyecto de pulpa
en coito perfecto
con mis muelas.
Entonces desde aquí
soy la otra boca,
interminable mutación
que puede lo mismo
que un manglar bordear la Isla,
definiendo los paralelos del olor,
marcando
la zona donde el hambre come espejos.
III
Ya no me acuerdo, no,
cómo los jubos se refugian
en medio del silencio,
entre las fauces de los cocodrilos
perfeccionando el paso de las horas,
acariciando la nuca del terror,
menstruando el trópico,
sosteniendo la Isla
en la corola de los marpacíficos.
Ni puedo como antes, sin pestañear,
mascar todo el relente,
deglutir claridad hasta sentirla
desintegrar en peso la retina.
Ya no me acuerdo, no, si la jutía
en copular voraz de movimiento
despierta el platanal y lo desflora
en esa intensidad de mediodía
donde la mano es incapaz
de atravesar la inercia
para bordear o devorar un cuerpo,
pretendiendo ser lengua en el milagro;
en esa hora donde todo espera
que la sombra reviente a una frescura
para echarse a rodar con la existencia.
La orilla del asombro
De una isla
jamás
nadie se escapa,
es como una mujer
de la que nunca
podemos deshacernos
por completo:
su verde
nos retiene abiertamente
fuera de todo amor,
se levanta conmigo
te sorprende
te sigue, sin ayuda
a donde quiera
y te busca, te mira
se te enfrenta
como única manera
de encontrarla
en el filo absoluto
de la espera.
* * *
Otro ilustre nombre para añadir al ya inmenso panteón de los poetas cubanos muertos en el exilio, desde 1959: otro de los más grandes crímenes del régimen castrista.
¡Descansa en paz, amiga!