Archive for septiembre 2015

 

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Silvia Burunat

Entrevista realizada por la profesora española Isabel Estrada a la escritora cubana, y también profesora universitaria, Silvia Burunat. Ambas enseñan en CUNY.

El amor, las memorias y la tierra de los recordados

Estamos en mi oficina del Deparment of Modern Languages and Literatures, The City College of New York, donde ambas formamos parte del claustro de profesores. Conozco a Silvia Burunat desde 2013 y sigo de cerca su obra literaria, que consiste principalmente en recuentos de memorias referentes a sus treinta y seis años junto a su compañero inseparable, Julio Burunat y Brouwer.

Estrada: ¿Podrías resumirme el contenido de tus seis libros para que el lector tenga una idea de qué te ha motivado”

Burunat: Pues te diré, primero, los títulos en orden cronológico, Jornada de amor y lágrimas, Josefa y Josefina, Monólogos dialogados, Autobiografía póstuma, Fantasías reales y From Heaven to Earth and Back. (Manual para enamorados). Hay otro, 17 memorias y un prólogo, del cual solamente soy editora ya que los relatos fueron escritos por mis estudiantes del curso Literatura de Memorias. En breve te explico que Josefa y Josefina y Monólogos dialogados son, respectivamente, biografías, la primera de mi abuela materna y mi madre y la segunda de un amigo mexicano que ha jugado un papel muy importante en mi vida con respecto a Julio. Sin embargo, en estas dos obras, hay secciones en las que él toma parte exclusiva en el relato.

From-Heaven-To-Earth-And-Back_xP3Estrada: Me consta que Autobiografía y From Heaven… son los que más se relacionan con Julio y precisamente, quiero que me expliques sobre las voces narrativas en estas novelas. Aunque no te gusta el término “novela” porque suena demasiado a ficción, como tú misma has dicho, en todo relato hay siempre un contenido ficticio desde el momento en que intentamos colocarnos en la voz de otros; aun en la propia nuestra, la parte fantasiosa se apodera de la mente y lo que no se recuerda con exactitud, se inventa, ¿no es cierto?

Burunat: Pues sí, estoy de acuerdo. La voz narrativa central es siempre la de Julio. Su muerte, ocurrida en 2005, después de 36 años de unión casi simbiótica, la idea de perderlo no tenía cabida en mi mente. Se me ocurrió que la mejor manera de hacerlo inmortal era mediante la creación literaria. Desde las más antiguas culturas a nivel mundial, el recuerdo constituye un modo de preservarlo todo: ideas, ritos, seres. Como en las viejas civilizaciones mexicanas, cuando mueres, lo peor que puede ocurrirte es ir a la “tierra de los olvidados”, la verdadera muerte sin regreso ni redención. Ah, pero existe otra dimensión, la “tierra de los recordados” donde nadie muere realmente pues siempre queda vivo en las MEMORIAS de las generaciones subsiguientes. La literatura se ocupa de ello, de convertir la historia en una bola de nieve que sigue rodando y aumentando en tamaño mientras incorpora las interpretaciones que los lectores o auditores añaden. La muerte llega con el olvido, pero la vida se prolonga en el recuerdo. Y en cuanto a mí como personaje literario, solo aparezco en mis obras como narradora o dialogando con Julio. Aunque a veces hablo más de la cuenta y él me recuerda que debo callar para cederle la palabra.

Estrada: Ay, Silvia, qué graciosa esta última frase. Pero yo me atrevería a decir que tu escritura cumple un propósito terapéutico también. Nace de la ausencia de Julio y sirve de suplemento para llenar el vacío que él dejó con su “viaje celestial”, como he comprobado que te refieres a su muerte. Dime qué estrategias empleas además de diálogos. 

Burunat: El diálogo, como es una conversación entre dos, me resulta más terapéutico que otro estilo. Es mi voz, pero más aún la de Julio. Te supondrás que, en treinta y seis años de convivencia y sin tener que desviar la atención hacia los hijos, ya que no los hubo, llegamos a establecer tal unión que hasta nos adivinábamos los pensamientos. Muchas veces estábamos en silencio y, de repente, los dos decíamos lo mismo a la vez. Era algo que nos causaba un estremecimiento, como si pudiésemos leernos la mente uno al otro. Era como un momento mágico en el que la realidad se suspendía para dar cabida a los misterios del espíritu. Otro estilo es el realismo mágico. Creo que todos mis libros terminan con epílogos, por lo general en forma de una alegoría o un cuento de hadas, siendo esa la parte más fantástica de la obra, si bien intento que no se desvíe del tema central, sino que sirva para poetizarlo.

Estrada: Silvia, ¿tienes un libro favorito de los que has escrito? Me has dicho que varias personas han comentado que el primero fue el que les causó el mayor impacto, Jornada de amor y lágrimas. Me parece algo lógico, precisamente por tratarse de una primera obra literaria pues, según tengo entendido, nunca antes te habías aventurado en los recovecos de la literatura, sino antes bien, en las ciencias más áridas como las derivadas de la lingüística: la sintaxis, etc.

Burunat: Vamos por partes y empiezo por el final. Como ya te dije, la ausencia de mi Julio adorado fue el impulso para convertirme en literata, si es que tal palabra no te resulta exagerada. Jamás creí tener una imaginación fructífera y siempre había preferido la ciencia antes que el arte. Yo soy escritora desde hace algo más de diez años; jamás se me había ocurrido componer poesías ni escribir un cuento. En cierto modo, con la excepción de esos epílogos que ya mencioné, las memorias y la biografía, en mi concepto, caen más en el terrero de la psicología y la historia que en el de la verdadera literatura creativa. Ahora, contestando tu primera pregunta, sí, para mí, Autobiografía póstuma y From Heaven to Earth and Back. (Manual para enamorados) son las preferidas. La primera, porque me atreví a situarme dentro del alma de Julio y convertirme en él para, desde la “otra esfera” presentarme (presentarlo) ante el mundo. Modestia aparte, creo que lo logré pues, como te dije, yo conocía a mi amado mejor que a mí misma. From Heaven… es mi última obra y a veces pienso que lo será en definitiva, pero quién sabe. Me ha servido para marcar un hito en mi vida, el décimo aniversario del vuelo espiritual de quien, en realidad, se llamaba Ángel Julio, aunque nunca empleaba su primer nombre. Créeme, le hacía honor pues mi compañero de vida era, efectivamente, una criatura que poco pertenecía a la Tierra. Mi parte preferida es el epílogo donde dialogo con Julio para averiguar qué pasó con su cuerpo después de haberlo donado a una Escuela de Medicina. Sí, Isabel, mi inolvidable esposo fue donante anatómico, otra forma de no desaparecer del todo para seguir viviendo en otros.

Estrada: From Heaven… ha salido este pasado abril y me gustaría que lo explicaras con más detalles porque he visto que es una obra bastante compleja.

Burunat: El tema surgió de una conversación que tuve con una colega, la cual me insistió en la estrategia del diálogo verdadero, aun si aparente ser una imposibilidad en mi caso. Así lo he hecho y la obra se divide en 24 partes, 21 de las cuales son capítulos y las otras tres, un prólogo, el epílogo que te mencioné y un colofón. No hay un orden cronológico exacto, pues el primer capítulo se refiere al día de la muerte de Julio, pero esta vez narrada por él mismo. Seguidamente, desde el II hasta el XI la temática se convierte en recuerdos de vivencias: los hospitales, nuestro apartamento neoyorquino, los hijos que no hubo y los amigos que no tuvimos, los viajes, los libros y los bailes que tampoco se llevaron a cabo; en medio de estos, aparece uno simbólico del mar y las playas, por tratarse de un sitio favorito de mi adorado. Los estudios que siempre tuvieron un lugar primordial en nuestra vida, también ocupan un espacio si bien rodeado de fantasía, ya que habla de los que no llegamos a realizar. Hacia el final, a partir del XII, el relato se va volviendo más nostálgico y alcanza un plano espiritual de conversaciones con seres que ya han partido, como Julieta Brouwer, su madre, que murió cuando Julio era un adolescente, memorias de posibles encuentros en La Habana que no ocurrieron, pero podían haber sucedido, de su niñez, de sus aficiones. Una vez que se acerca el final del libro, los asuntos vuelven más hacia mis sentimientos de culpabilidad por no haber podido evitar su partida y, finalmente, aparece un anticipo de lo que podría constituir “el edén”, la unión total y simbiótica de ambos en una nueva dimensión.

Estrada: Vamos a terminar pues me parece que esta entrevista te está resultando dolorosa, con demasiados recuerdos que te estoy haciendo revivir. Si pudieras resumir toda tu obra en una palabra que se repita, literal o figurativamente a través de ella, ¿cuál elegirías?

Burunat: Isabel, sin duda alguna y con mayúscula, el AMOR. El que sentí por Julio desde el primer instante que en la primavera de 1969 lo conocí y que siguió creciendo en intensidad y amplitud y no se ha detenido ni se detendrá nunca. La comunicación y la conexión que se relacionan con el amor ya te lo he platicado. Fíjate que uso un mexicanismo, platicar, es que mi suegro, a quien conocí en seis ocasiones en nuestras visitas a Cuba, había nacido en Puebla de padres cubanos; el abuelo de Julio trabajaba en un ingenio azucarero y allí nacieron sus tres hijos. Ángel María y sus dos hermanas fueron a Cuba, donde nunca habían estado, siendo aún niños. Él tenía once años. Perdió el acento, pero no el vocabulario que estaba salpicado de frases como “platícame qué te ocurrió” y “niño, no te talles los ojos” entre muchas más. Julio las heredó de su padre y yo, que cada día que pasa me parezco más a Julio, creo que por ósmosis, también las empleo.

Estrada: Me conmueve tanto todo esto, no tienes idea. Especialmente hoy en día cuando a pesar de los medios de comunicación contemporáneos que parecen unirnos globalmente, el resultado es lo contrario. Ya ni hablamos por teléfono a pesar del móvil. Hasta tú y yo, Silvia, nos hemos acostumbrado a mandarnos correos electrónicos a diario no se nos ocurre tomar el teléfono para, al menos, escuchar las voces respectivas, algo mucho menos impersonal que la escritura en una máquina. ¿Qué consejo podrías dar a tus lectores sobre este tema del amor? Esta será mi última pregunta, te lo prometo.

Burunat: Ninguno. Tengo muchas amigas que están dentro de matrimonios buenos, cordiales, serenos, equilibrados, pero absolutamente todas me dicen que ni se acercan al mío. Creo que, como dice la religión musulmana entre otras, Alá nos tenía predestinados, a Julio y a mí, a amarnos desde el inicio de los tiempos y el comienzo del universo. Perdóname las frases de telenovela, pero no lo son. Los que tienen fe deben pensar que a cualquiera le puede suceder, aunque yo te acabo de decir que no conozco a esas personas, pero como pasó en mi vida, como sigue pasando, también podría presentarse en otras existencias. Probablemente sea una en trillones, pero si nosotros encontramos ese AMOR imperecedero, igualmente podrá repetirse en otros seres. Es todo lo que puedo decirte, en todo caso el consejo sería de paciencia y esperanza. Gracias, Isabel por tomarte tu precioso tiempo para esta entrevista. Muchas gracias.


Silvia Burunat es profesora de Lingüística Hispánica con especialización en Gramática e Historia de la Lengua Española, además de Literatura de Memorias, Terapéutica, de Viajes y Viajeros, de temática cinematográfica en lengua castellana y Cultura y Civilización Españolas entre otras materias. Obtuvo su Doctorado en Lengua y Literatura Españolas en The City University of New York, Graduate Center. Es parte del claustro de profesores en el Department of Classical Languages and Literatures, The City College of NY, CUNY. Burunat es la autora principal de varios libros de texto, todos en terceras ediciones con la editorial Peter Lang, NYC: El español y su sintaxis (2010), El español y su estructura (2012) y El español y su evolución (2014) así como de los libros de memorias y biográficos que se mencionan al principio de esta entrevista, todos publicados en Editorial Betania entre 2006 y 2015.

Isabel Estrada es profesora literatura y cine españoles con especialización en la guerra civil , la postguerra y la Transición a la democracia. Obtuvo una Licenciatura de la Universidad de Sevilla en Filología y un Doctorado en Literatura Española en Columbia University (NYC). En la actualidad es parte del claustro de profesores en el Department of Classical and Modern Languages and Literatures, The City College of NY, CUNY. Es autora del libro titulado El documental cinematográfico y televisivo contemporáneo: memoria, sujeto y formación de la identidad democrática española [Suffolk, UK: Tamesis Books 2013], además de numerosos artículos. En la actualidad redacta su segundo libro, que lleva por título Expanding Spanish Cinema: New Forms of Cultural Intervention in the Twenty‐First Century.

 

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Presentacion de Los exodos,  los exilios (Invitación)

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El regalo_portada1Este ensayo forma parte del libro El concierto de las fábulas (La Habana: Letras Cubanas, 2008) del escritor e investigador cubano Alberto Garrandés (La Habana, 1960), residente en la capital cubana. Texto que publicamos con la autorización de su autor.

El minimalista Nelson Rodríguez

Nelson Rodríguez dio a conocer en 1964 su cuaderno El regalo, título que, por su vehemencia en el gesto, el acto y las cosas en sí, invita, a quien no conoce esta colección de cuentos breves, a imaginar lo inevitable: su condición de prosa irrealista.

Hacia 1940 Virgilio Piñera, su ilustre predecesor, ya tenía concebido un grupo de ficciones súbitas (o más que ficciones súbitas, pues son actualmente legibles como viñetas poseedoras de una gran frondosidad conceptual) de parecido talante, con la diferencia de que en el autor de Cuentos fríos hubo siempre, desde sus inicios en la literatura, una especie de sistema creativo donde la prosa encapsulada tendía a hacer visible el tipo de entorno, en este caso más ideal que material, presumible en el trasfondo de su obra narrativa en tanto sistema. Piñera dio a conocer esas ficciones en un libro inaugural, Poesía y prosa, y después publicó algunas otras en la revista Ciclón.

La ficción súbita y el relato superbreve son notaciones vecinas y, en ocasiones, intercambiables. Ambas son hijas acaso de las intempestivas —textos “inoportunos”, “improcedentes”— de Nietzsche, enunciados que auxilian al estilo del fragmento en su entrada en la modernidad, pero que, en rigor, son más apropiados para reflexionar periféricamente sobre algunos temas filosóficos que para incurrir en ensoñaciones fantásticas. Sin embargo, alguna relación existe entre esos tres modos de expresión que suelen manifestarse con el poderío de los géneros “independientes”.

La ficción súbita nace probablemente de un estado de narratividad cuyo origen se encuentra en esa lírica que desdeña encauzarse por medio del verso. Es un gesto historiable, un pensamiento calzado por un acto solitario, una actitud conclusiva que vemos en la construcción a donde conducen las palabras. El relato superbreve hila y teje una concatenación de sucesos con un final inesperado, o que se cierran sobre sí mismos sorpresivamente al apelar, en nosotros, a esa capacidad de comprensión de lo episódico como algo definitivo, aislable y trascendental. Aunque los textos de El regalo pertenecen más bien a este segundo orden, hay algo en el estilo de Nelson Rodríguez que nos incita a recelar de su desdén por esa idealidad lírica sobreentendida en las ficciones súbitas.

Una diferencia esencial separa estos textos de la tradición del absurdo lógico, cultivada sin imposturas y con tanta naturalidad por Piñera en muchos relatos suyos. La diferencia consiste en que Nelson Rodríguez se dio cuenta de que hay un instante casi impalpable, casi invisible, en el que la realidad de las cosas y las conductas dejan de inscribirse dentro de la órbita de lo cotidiano y viajan de pronto, o subrepticiamente, hacia territorios dominados por lo fantástico, o por lo extraño. Sólo el humor presente en sus textos salva a éstos de ceñirse a las convenciones del campo weird, ejercitadas con aplomo y constancia, pongamos por caso, en el mundo literario anglosajón.

Y así tenemos, en Nelson Rodríguez y su libro El regalo, curiosos especímenes de una literatura que se enfrenta a lo real con la convicción de que casi todo es apariencia y que la movilidad de los mecanismos de la percepción agregan o quitan algunos grados de materialidad a eso que llamamos lo inmediato. La devaluación progresiva del referente real, operatoria inscrita en los manejos posmodernos, es acaso —leídos desde el hoy— el origen de dichos especímenes. También debemos pensar que, en El regalo, la textura general de la realidad viene a someterse a los efectos de ciertos filtros que la metamorfosean y la separan de ese acuerdo de convenciones presente en cualquier lectura “inocente”.

“Una orden extraña”, por ejemplo, reserva para el final su condición revisionista de la historia de Herodes. No sabemos, hasta el desenlace mismo de los hechos, que la inquietud cortesana en el palacio del rey es hija de una de las parábolas bíblicas más conocidas, citada aquí por medio de un retellig que no hace sino subrayar el principio de la derrota de las intenciones del monarca. De otro tipo es “El viaje”, acaso más piñeriano: un hombre pierde el avión que lo conducirá a China, y como su necesidad es absolutamente perentoria, regresa a su casa, cava en el jardín y sale a la antípoda, consumando su anhelo, que se corona con el éxito al recibir un saludo en chino. También tenemos “La montaña”, que no posee, sin embargo, la rotundidad demoledora y llena de esa mezcla de felicidad y angustia visible en “La montaña” de Piñera. Sin embargo, en el texto de Nelson Rodríguez los sujetos heroicos tienen el propósito de escalar la inmensa elevación, y el tiempo pasa y pasa y la vejez los consume, y también el olvido, pero ellos continúan la ascensión imperturbables, puesto que el acto es un acto en sí. En la escritura de Piñera la montaña es un reto absoluto, banal y absurdo por demás: el protagonista no anhela escalar la montaña sino ir devorándola poco a poco, sueño que se va haciendo realidad cuando ve que aquélla pierde, con los días, redondez y altura.

Por su lado, “Anuario” e “Inconformidad” parecerían hoy algo ingenuos, si no fuera porque un juicio así es absolutamente injusto. La ciencia ficción y la filosofía del lenguaje son ahora territorios muy vastos y en ocasiones se cruzan en provechosas alianzas, capaces de iluminar mutuamente, desde ángulos inéditos, un presupuesto lógico de la ciencia y un tipo de ponderación que nos resulta frágil y transitoria, ya que en ella interviene la precariedad del rendimiento lingüístico. Pero si nos detenemos en “La imagen”, con su dosis de horror y su especulación lógica acerca del doble, o releemos “En la escuela” —incluido junto con “La media” en una breve y efímera antología del cuento corto cubano publicada muy a inicios de los años setenta—, donde el humor matiza muy bien un caso de licantropía deliciosamente aderezado por la mirada de un niño, nos daremos cuenta de que hay zonas de El regalo —libro sorprendente— que merecían la atención de la arqueología de los libros, en especial aquellos que figuran aún en algunos anaqueles y que sobreviven al polvo y a la omisión.

Con El regalo, Nelson Rodríguez encontró un espacio de escritura de difícil ocupación, en especial si consideramos que la década del sesenta en la narrativa cubana acogió, a contracorriente de la tendencia realista y sus poéticas, ejercicios minimalistas o paraminimalistas que exploraban, con algún grado de acierto, el lado invisible de lo real, sobre todo la twilight zone.

Alberto Garrandés

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ALENCART, POETA DE TODAS PARTES (2015 )_Página_001Con sumo orgullo, presentamos la edición digital e impresa del libro Alencart, poeta de todas partes. Ensayos y Notas (Hebel-Betania, 2015) coordinado por el poeta y profesor venezolano Enrique Viloria Vera, que reúne 37 ensayos y artículos, 15 notas y apuntes, además de 7 poemas, dedicados a la última entrega poética del peruano-español Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, 1962) que desde hace años reside en Salamanca, donde ejerce la docencia universitaria y desarrolla una laboriosa y plausible actividad cultural.

Estas 425 páginas se abren y se cierran con una Presentación y un Epílogo de Viloria Vera,  que además suma textos de 60 autores de 19 países dedicados a estudiar y reseñar el poemario Los éxodos, los exilios(Lima: Fondo editorial de la Universidad de San Martín de Porres, 2015) del poeta salmantino-amazónico..

Con anterioridad, Alfredo Pérez Alencart fue secretario de la Cátedra de Poética “Fray Luis de León” de la Universidad Pontificia de Salamanca (1992-1998). Actualmente es coordinador (desde 1998) de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos, que organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, y es columnista de los periódicos El Norte de Castilla y La Razón (edición Castilla y León). Su poesía ha sido traducida a 20 idiomas y ha recibido los Premios Internacionales de Poesía: “Vicente Gerbasi” (Venezuela, 2009), “Jorge Guillén” (Valladolid, 2012) y Umberto Peregrino (Río Janeiro, 2015), entre otros. Autor de 19 poemarios, desde su inicial La voluntad enhechizada (Madrid: Verbum, 2001) hasta el último que se estudia en esta obra, ha publicado 5 antologías poéticas y también se han publicado 2 libros de ensayos sobre su obra lírica: Pérez Alencart: la poética del asombro (Madrid: Verbum, 2006) y Arca de los afectos (Madrid: Verbum, 2012).

Este libro está ilustrado por el pintor español Miguel Elías que enriquece esta edición como autor de las imágenes de la portada, contraportada y del interior.

ENLACES:

http://salamancartvaldia.es/not/88207/alencart-o-la-eterna-cancion-del-trasterrado/

 http://salamancartvaldia.es/not/90400/alencart-al-otro-lado-del-mar/


Enrique Viloria Vera ( Caracas, 1950). Poeta y profesor universitario. Es autor de innumerables libros  que van desde la literatura a la globalización económica. Ha sido Decano de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Metropolitana de Caracas y titular de la Cátedra Andrés Bello en la Universidad de Oxford.


Alencart, poeta de todas partes. Ensayos y Notas,

de Enrique Viloria Vera (Coordinador).

425 pp., 2015. Colección PALABRA VIVA.

ISBN:   978-84-8017-366-7.

PV: 25.00 euros ($30.00).

Coedición: HEBEL Ediciones (Chile) y Editorial Betania.

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